¿En qué consiste una adicción?
Básicamente, es una conducta disfuncional que nos provee un falso "alivio" instantáneo. Esa recompensa estimula la reproducción de dichas acciones una y otra vez. De esta manera repetimos las conductas nocivas de forma compulsiva con el fin de aliviar el malestar rápidamente, pero en contramarcha, aparece una gran dificultad para frenar nuestros comportamientos aun cuando deseamos hacerlo, aun cuando sabemos que nos hace daño continuar con ellas.
Una vez que la adicción se ha establecido nos resulta muy complicado salir de allí, no sólo porque se ha construido un hábito sino también porque cuando intentamos frenarla aparece una fuerte sensación de abstinencia, una sensación de que nos falta algo y la tentación es tan fuerte que volvemos a caer entre sus redes.
Así como podemos estar adictos a alguna sustancia, droga, cigarillo, alcohol, alimentos (azucares, comida chatarra, etc.); También podemos estar adictos a nuestros propios pensamientos.
Cuando nuestros pensamientos se van de control resulta difícil reflexionar de forma realista, seguir un hilo conductor e inclusive encontrar alternativas de acción. El sobrepensamiento limita nuestro bienestar emocional, nuestra capacidad de disfrute, las posibilidades de relajación y ademas nos impide focalizarnos en aquello que nos hace bien. Es por ese motivo que debemos limitar la producción de pensamientos adictivos y la cantidad de tiempo que utilizamos en dicha acción.
Si notas que tus pensamientos van demasiado rápido, que saltas de uno a otro, que se hacen demasiado repetitivos y no llegas a ningún lugar; si percibes que te cuesta frenar tu mente y que caes en la preocupación constantemente es hora de ponerle un freno a tus pensamientos, estos son sin dudas, un signo de adicción.
Para ello planificarás uno o dos momento en el día en los que te permitas pensar de manera reflexiva, analítica, tratando de ver alternativas de pensamientos y discutiendo tus creencias irracionales pero al mismo tiempo evaluando las acciones que llevarás acabo para poder sentirte mejor.
Escribirás todo lo que te ayude a avanzar con tus ideas durante un tiempo determinado: 30 minutos - 40 minutos. Escribir tus reflexiones te ayudará a no caer en el círculo vicioso de la adicción. Organizar tus pensamientos, no mezclar tus ideas y trabajarlos uno a uno le dará orden a tu mente.
Una vez que suene la alarma le pondrás un límite a las preocupaciones. Es importante poder entrenarse en ponerles un freno y decirles "basta" o aunque sea "hasta luego" a nuestra necesidad por pensar. Te dirás para tus adentros: se que puedo dejar de pensar en esto, no me hace bien seguir rumiando, puedo prestar atención a aquello que me rodea y priorizar el disfrute por un rato, no estoy llegando a ninguna conclusión y noto mis pensamientos repetitivos en este momento, puedo postergar lo que estaba pensando ya que no es de vida o muerte, no tengo que tomar una decisión ahora mismo o solucionarlo en este preciso momento, quiero priorizarme a mi aunque sea por unos minutos.
A partir de allí, trata de postergar tus pensamientos para un momento en el que puedas pensar de forma más reflexiva, para ese momento del día previamente planificado. Si notas que te cuesta comienza a postergar tu necesidad de pensar por 5 minutos, cuando toque la campana vuelve a tratar por otros 5 minutos más. Cada vez que postergas le estás enseñando a tu mente una nueva habilidad.
Algunas veces te será más fácil y otras más difícil pero poco a poco el entrenamiento te ayudará. La idea no es evitar nuestros pensamientos negativos constantemente sino más bien organizar nuestras ideas, disminuir la sensación de urgencia, darnos cuenta que nada terrible sucede si nos tomamos un tiempo para nosotros y que inclusive, cuando organizamos nuestra mente podemos ser más efectivos.
Poco a poco irás notando que logras ponerle límites a la mente con mayor facilidad, que te sientes más en control sobre tus emociones, que puedes hacerte bien y construir estrategias más efectivas. Poco a poco verás como la adicción comienza a reducirse, como la abstinencia y esa necesidad excesiva por pensar va extinguiéndose.
Al principio es difícil, claro que si, como toda adicción; Pero si practicas con constancia verás que esos 5 minutos se convierten en media hora, la media hora en un día y el día en varios días sucesivos; Hasta que finalmente logres decidir conscientemente cuando es conveniente pensar y cuando no, hasta que consigas identificar cuáles son los mecanismos que aumentan la adicción y cuales los diminuyen.
La práctica comienza hoy. Recuerda las palabras mágicas:
Paciencia, compasión, respeto, esfuerzo y constancia.
Con mucho amor.
Jacqueline Lapidus
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