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Foto del escritorJacqueline Lapidus

Hacernos responsables de nuestra felicidad

Muchas personas aun no saben la importancia que tienen los pensamientos para nuestra calidad de vida. Muchos creen que el sufrimiento proviene de un estímulo externo, que nuestras emociones se generan por lo que suceda allí afuera, por situaciones que vivimos, por lo que otros hacen o dejan de hacer, por las sensaciones físicas o lo que nos falta aun alcanzar.


Generalmente ponemos nuestra vida emocional al servicio de situaciones ajenas a nuestro control sintiéndonos vulnerables, incapaces de encontrar una solución, atados y dependiente de la circunstancias externas.


Nos convertimos en jueces culpando a la vida, a lo que no tenemos, a lo que no somos, a lo que no se nos han dado y culpando a lo que nos sucede por todas nuestras penas. Las personas tienden a decir: "si lograra esto o aquello sería feliz” "Si no me ama no puedo soportarlo”, “tu me haces enojar debido a los comportamientos y decisiones que tomas”, “no puedo vivir en tranquilidad sin saber lo que sucederá en el futuro”. Parecería lógico sentirse infeliz debido a que ciertas meta aun no han sido alcanzadas, parecería justificable sentirse deprimido debido a nuestras dificultad y problemas personales. Siempre encontraremos la forma de mirar lo que nos falta para justificar nuestras angustias, siempre encontraremos situación estresante para no hacernos responsables de nuestra participación activa en el proceso de sufrimiento.


Las personas tendemos a ser adictas a los estímulos externos. La necesidad de esconder nuestro vacío interno nos lleva a mirar siempre a nuestro alrededor. Tapamos la desconexión personal y la carencia de amor propio con la búsqueda compulsiva de distracciones, objetivos materiales, reconocimiento, etc. Sin darnos cuenta nos vamos vaciando espiritualmente en la medida que buscamos exclusivamente "soluciones" externas.


Si comenzáramos a hacernos responsables por nuestro propio sufrimiento podríamos buscar alternativas para mejorar nuestra calidad de vida, si nos hiciéramos cargo denuestras emociones podríamos darnos cuenta que necesitamos más de nosotros mismos que de nuestro alrededor para ser felices. Nuestros pensamientos son la llave a nuestro corazón. Si estás buscando la solución allí afuera, si notas que culpas demasiado a tu alrededor cambia la dirección en sentido inverso. Empieza buscando en tu interior, conéctate contigo, esfuérzate por ser tu mejor amigo, ámate con todas tus fuerzas, respétate y cuídate incondicionalmente. Cuando la sensibilidad invadan tus días acompáñate sin condenarte. No te falles a ti mismo, necesitas tener un vinculo seguro donde refugiarte. Sigue tus deseos, intenta cumplirlos, busca alternativas, anímate a fracasar, no te paralices por tus miedos. Si no logras tus objetivos sigue amándote, abandona tu exitismo irracional y desmesurado. Sigue allí, al pie del cañón, date más fuerzas para continuar. Intenta disfrutar del camino porque los sueños son interminables.


Recuerda que el sufrimiento siempre comienza cuando decides abandonarte. Si tu no te alejaras de ti mismo tendrías la dicha de ser eternamente feliz. Se que resulta difícil olvidarse del mundo, pero tienes que tratar de volver a tu eje de alguna manera, desarrollar el amor propio y dejar de hacerte daños. Cuanto más seguro estés adentro tuyo más a salvo estarás de los problemas externos. Tu mente es la clave de la paz.


Jacqueline Lapidus

Life Coach

Psicóloga. Universidad de Belgrano. Argentina.

Primera Entrevista de Orientación sin cargo via Webcam.



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