¿Te encuentras lleno de tensión y ansiedad? ¿El estrés se está acumulando en ti? ¿Intentas relajarte y no puedes conseguirlo? ¿Estás con temores y preocupaciones? ¿Te muestras irritable y nervioso? ¿Tienes dificultades para concentrarte?¿Te sientes con cansancio permanente? ¿Experimentas síntomas de ansiedad? ¿mareos, sensación de falta el aire, taquicardia, visión borrosa, contracturas, problemas digestivos, etc?
Todos esos síntomas y sensaciones físicas pueden ser el resultado de tu respiración.
La hiperventilación es una respiración acelerada y corta o rápida y profunda que disminuye los niveles de dióxido de carbono en la sangre generando muchos de los síntomas que las personas con pánico refieren. La hiperrespiración ocurre frecuentemente cuando corremos y suspiramos profundamente pero también se presenta en aquellas personas que han aprendido malos hábitos de respiración tales como: inspirar por la boca, mantener una respiración acelerada y profunda al mismo tiempo, inhalar más aire del que se exhala. La hiperventilación suele suceder sin darnos cuenta cuando estamos ansiosos, estresados o temerosos. Las personas ansiosas por lo genral no perciben la sutil hiperventilación que realizan en cada respiración.
Si tú eres ansioso es posible que la respiración esté jugando con tu cuerpo y provocando síntomas desagradables. Dependiendo de tú vulnerabilidad física podrán despertarse en ti algunas sensaciones más que otras. Tú lo vives como una experiencia emocional aterradora que desemboca en un miedo exagerado y desproporcionado.
La hiperventilación desencadena una oleada de síntomas físicos y cognitivos. Entre ellos se encuentra: mareos, agitación, taquicardia, visión borrosa, sensación de despersonalización o desrealización, dolor muscular, tensión, contracturas, fatiga, agotamiento mental, cansancio físico, insomnio, palidez, problemas digestivos, sensación de baja presión, sudoración, etc. A su vez el miedo intenso activa el sistema nervioso central poniendo en funcionamiento la adrenalina, noradrenalina y cortisol los cuales fomentan más síntomas en el cuerpo con el objetivo de protegernos de un peligro imaginario. Los síntomas y el temor forman un círculo vicioso de retroalimentación mutua.
Muchas personas refieren sentir falta de aire, dificultad para respirar y disneas durante los episodios de hiperventilación, sin embargo es importante comrpender que lo que sucede internamente es justamente lo contrario. Frente a la hiperventilación los pulmones realizan un esfuerzo por reducir la intensidad y frecuencia de la respiración para volver a su equilibrio. Sin embargo las sensación de falta de aire que despierta esa regulación genera una profunda necesidad de realizar respiraciones profundas lo cual desequilibrar aun más el sistema nervioso acrecentando los síntomas físicos qeu tanto quieren evitarse. Cada respiración profunda es una nueva hiperventilación.
La hiperventilación suele esconderse detrás de la ansiedad generando síntomas que parecerían venir de la nada, pero que en verdad los dispara un cambio inesperado en la respiración.
Debemos aprender a reconocer los momentos en los que la hiperventilación se activa, manter la calma frente a los síntomas, comprender que la hiperventilación no conlleva a ningún peligro, evitar las respiraciones profundas y rapidas, aplicar las estrategias de respiracion y relajación que se tengan disponibles pero fundamentalmente esperar a que el cuerpo vuelva a regularse por sí mismo.
Aprender acerca de la respiración nos ayuda a entender nuestros síntomas, controlar los ataques de pánico, disminuir nuestros miedos frente a las sensaciones corporales y manejar la ansiedad. Si la hiperventilación se libera de los miedo, los síntomas se quedan sin pánico.
Primera Entrevista de Orientación sin cargo vía webcam.
Jacqueline Lapidus
LIFE COACH
Psicóloga. Universidad de Belgrano. Argentina.
Consulta: info@jacquelinelapidus.com
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