Los ansiosos suelen tener escondidas algunas creencias positivas acerca de la preocupación en si misma que hace que se mantenga el ciclo de la ansiedad y el estrés. Si bien todos sabemos que los pensamientos negativos son contraproducentes para nuestras emociones existen algunos mitos sobre la preocupación que hacen que consideremos productivo ese estilo de pensamiento y que continuemos aplicándolo a nuestra vida cotidiana.
Hoy hablaremos acerca de las metacogniciones de la preocupación: “lo que pensamos acerca de nuestra forma de pensar”, “lo que pensamos acerca de nuestros propios pensamientos”.
A lo largo de mi experiencia profesional he identificado diferentestipos de creencias o mitos irracionales en las personas que me consultan. Lo importante desde ahora en adelante será tomar conciencia de que un mito es una afirmación falsa y por lo tanto importante de modificar.
El primer mito es considerar que preocuparse puedeprevenir peligros o controlar el suceso de un evento negativo. Nada más alejada de ser verdadera que esta afirmación. Ni la preocupación ni los pensamientos pueden prevenir, ni controlar los eventos externos. Debemos establecer una clara diferencia entre pensar y actuar, entre la pre-ocupación y la ocupación. Los pensamientos solo controlan nuestras emociones, pero en ningún caso pueden controlar la realidad. No importa cuanto tiempo dedique uno a pensar, algunos aspectos de la realidad solo se pueden modificar actuando, mientras otros permanecerán fuera del alcance de nuestro control. Las personas ansiosas no toleran la incertidumbre y por ende, la necesidad de controlar se vuelve imperiosa. Apartir de ahora será importante tomar conciencia de que la preocupación no sólo no controla la realidad sino que a demás perjudica nuestro bienestar emocional.
Otros mito frecuente es que la preocupación nos ayudaráa afrontar mejor las dificultades de la vida y nos preparará para las posibles desgracias que puedan sucederse. Lo cierto es que cuando nos preocupamos en exceso por el futuro lo único que hacemoses sufrir por adelantado y desarrollar una estructura de estrés permanente anticipándonos a algo que tal vez nunca suceda. El estrés permanente nos hace más vulnerables a la ansiedad y disminuye las posibilidades de establecer estrategias adaptativas de superación frente a los problemas. Por otro lado, nunca sabremos lo que sucederá en el futuro, con lo cual, pensar constantemente en ello puede traer aparejado un sin fin de miedos y preguntas. Mucho más importante es aceptar que todo puede suceder y que es imposible estar preparándonos por anticipado frente a tantas posibilidades. Finalmente, hay que tener en cuenta que por lo general las personas enfrentan mucho mejor la realidad de lo que creen. La imaginación anticipada resulta ser más atemorizante que la realidad en si misma.
Algunas personas consideran que la preocupación los mantiene activos y enérgicos o que sin preocupación el mundo se volverá monótono yaburrido. Si bien es cierto que la ansiedad libera adrenalina y noradrenalina en el cuerpo y lo activa, esta comprobado que el estrés a largo plazo reduce la productividad debido a la disminución del nivel atencional. La capacidad de concentración sólo puede sostenerse por una limitada cantidad de tiempo, luego comienza a decaer inevitablemente. El agotamiento mental también puede generar sintomatología física, inestabilidad emocional, dificultades para conciliar el sueno, cansancio excesivo e inclusive dificultades en el sostenimiento de la motivación. Las personas ansiosas pueden estar buscando inconscientemente las sensaciones enérgicas que la adrenalina proporciona a través de la preocupación para no afrontar las sensaciones de paz mental que están asociadas aburrimiento y monotonía.
Algunas otras personas sostienen la preocupación porque consideran que la despreocupación es un signo de desinterés, egoísmo o dejadez. Esta creencia positiva acerca de la preocupación lleva a muchas personas a justificarla y sostenerla. Quienes utilizan este mito suelen expresar: “me preocupo porque te quiero y te cuido”, “me preocupo porque me interesa lo que está sucediendo o lo que pueda suceder”, “si no me preocupara sería egoísta”. Las personas despreocupadas no particularmente son desinteresadas, así como tampoco las que se preocupan son especialmente interesadas. En verdad, la preocupación forma parte de una estrategia de afrontamiento que puede ser más o menos saludable dependiendo de si se la utiliza como un método para buscar soluciones o como una manera de continuar la rumiación constante.
La preocupación trae aparejada más preocupación. Cuando los pensamientos negativos se tornan repetitivos, improductivos y difíciles de controlar es porque se han vuelto adictivos. Las personas que tienden a afrontar los problemas utilizando las preocupaciones resultan ser más vulnerables al estrés y la ansiedad. Las creencias positivas acerca de las preocupaciones mantienen el círculo vicioso e incrementan el malestar emocional.
Cada vez que utilice la preocupación como una estrategias para afrontar sus problemas recuerde que la preocupación no es útil, no resuelve los problemas de forma efectiva, ni controla la realidad externa; Las preocupaciones no hace que mejor en las relaciones con sus seres queridos, no le hace ser ni mejor ni peor persona, disminuye su productividad a largo plazo y no lo preparan para afrontar los posibles eventos negativos que puedan sucederse. Las preocupaciones incrementan la ansiedad, el estrés, la angustia y la inestabilidad emocional. Cuando esté aplicando la pre-ocupación recuerde sacarle la pre y sólo quedarse con la ocupación. Asi logrará alcanzar sus objetivos de una forma saludable, adaptativa conservando su bienestar emocional.
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🎯 Jacqueline Lapidus
👉 Psicóloga. AR.
👉 Especializada en Ansiedad
👉 Master in Mental Health Counseling (Palo Alto University)
👉 Certificada por el Albert Ellis Institute (New York)
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