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Los pensamientos determinan la emoción

"Lo que determina muestras emociones son en definitiva nuestro pensamiento y la forma en que lo hacemos”



La Tristeza y la Depresión:


Estar triste es une emoción normal, ayuda al crecimiento personal y estimula la reflexión.


Una persona que está triste por lo general se plantea racionalmente: "Es triste haber perdido aquello que tenía, me angustia mucho, sin embargo se que no hay ninguna razón por la que no debería haberme ocurrido eso, a veces pasan estas cosas. Seguramente me sentiré triste o muy triste por un tiempo, pero sé que puedo seguir adelante con mi vida y que hay muchas cosas buenas en ella".


Una persona que está deprimida en cambio tiene creencias irracionales, repetitivas, distorsionadas y por lo general dichos pensamientos no estimulan la reflexión y la superación de los duelos. Las personas deprimidas suelen decir: "No debería haberme pasado aquello, no es justo sufrir esta pérdida, no me debería haber pasado esto a mí”. “Es terrible lo ocurrido, no puedo seguir mi vida sin ello. Nada tiene sentido ahora para mí”. “Es realmente catastrófico, no hay nada peor en este mundo”. “No volveré a ser feliz, creo que estoy perdido". Al mismo tiempo puede pensar: “Es mi culpa lo que paso, soy el responsable de todo y eso me hace ser el/la peor”.  


La Inquietud y la Ansiedad:


Una persona que siente inquietud o ansiedad normal puede preguntarse sobre el futuro y tomar decisiones dentro de sus posibilidades, entendiendo que es imposible controlarlo todo. Acepta la incertidumbre y hace lo mejor que puede sin juzgarse completamente a sí mismo si algo no sale como lo esperaba. La inquietud sirve para cuestionarnos a nosotros mismos, para aprender y buscar nuevas alternativas de resolución de conflictos que hasta el momento no habíamos podido ver. El aprendizaje es una de las consecuencias positivas de la ansiedad normal. Los pensamientos racionales de las personas con inquietud son: "Espero que eso o aquello no suceda, haré lo posible porque las cosas salgan como yo las deseo, pondré mucho de mi empeño personal para lograrlo, sin embargo no puedo controlarlo todo, hay cosas que pueden pasar de todas maneras”. “Sería una pena para mí que sucediera eso que no he querido, sin embargo podría soportarlo” “Puedo lidiar con la incertidumbre ya que es parte esencial de la vida y puedo ser feliz aun sin saber con certeza que sucederá mañana" “Realmente puedo continuar con mi vida”.


La ansiedad patológica sin embargo no le permite a las personas aceptar la incertidumbre de la vida y tratan por ello de controlar constantemente todo a su alrededor. Generalmente tienden a preocuparse mucho por el futuro, por situaciones que son relativamente improbables de que sucedan. Más allá de la baja probabilidad, la persona ansiosa lucha contra la incertidumbre una y otra vez. Y aunque siempre pierden la batalla, no se resignan a seguir la pelea. La dificultad en aceptar que el futuro es incierto y está regido sólo por probabilidades es lo que lo mantiene preso de su obsesión. Las creencias irracionales frecuentes que comentan los pacientes ansiosos a Maldita Ansiedad son: “Tengo que controlar toda mínima probabilidad de que suceda algo negativo, es mi deber controlarlo todo” “Sería terrible, catastrófico para mí y no podría soportar que suceda algo que realmente no quiero”. “Tengo que tener certezas en la vida para ser feliz”. “No debo arriesgarme nunca, tengo que saber de antemano lo que irá a suceder para afrontar las situaciones, debo estar siempre 100% seguro, ya que el futuro es peligroso”. “Debo poder evitar que suceda algo negativo, si estoy pendiente de ello nada malo sucederá”. “No puedo soportar la incertidumbre, tengo que luchar contra ella, no puedo vivir contento sabiendo que algo malo pueda pasar”. “Tengo que encontrar la seguridad, la certidumbre, debo controlarlo todo y nunca arriesgarme"


El Dolor y la Culpa:


El dolor es una emoción frecuente y normal, sirve para recapacitar acerca de nosotros mismos, de otros y de la vida. Nos ayuda a progresar y a seguir para adelante. Nos motiva a hacer siempre lo mejor y a valorar nuestros esfuerzos. Gracias al dolor podemos superarnos y ser persistentes con nuestros objetivos más profundos. Las personas que sienten dolor suelen tener un gran respeto por sí mismas, como así también un gran afecto por los otros y por la vida en general más allá de los traspiés que puedan sucederse en el camino. Las creencias racionales de este tipo de personas suelen ser: "Siempre intento dar lo mejor de mí para que las cosas salgan bien como a mí me gustan, sin embargo no siempre sucede lo que quiero. Cuando eso ocurre entiendo que pueden suceder cosas que no me gusten a pesar de mi esfuerzo. Comprendo que el esfuerzo no siempre garantiza el resultado positivo aunque aumenta las probabilidades de que ocurra lo deseado. Si no sucede lo que deseo será mala suerte, intentaré hacerlo mejor para la próxima y no soy lo peor por ello. Me quiero en mis aciertos y en mis desaciertos, mi bienestar es lo que mas vale en este mundo, no me juzgaré de forma excesiva cuando algo no sale como lo esperaba, soy un ser humano y puedo fallar. Me pueden pasar estas cosas. Trataré de superarme. No es catastrófico si sucede lo que no quiere. No me va a gustar que suceda algo negativo, pero puedo soportarlo y aceptarlo”. “De la misma manera puedo pensar que la gente también puede equivocarse conmigo y cuando algo que alguien hace me duele puedo pensar que errar es humano y que el otro no es mala persona por hacer algo que a mí no me gusta.” “Yo no soy lo peor, las personas no son lo peor, la vida no es lo peor porque algo no salga como yo quisiera, sencillamente son cosas que suceden y van más allá de mi deseo y mi voluntad”


La culpa sin embargo es completamente autodestructiva. La persona culpogena tiende a enojarse consigo misma y a juzgarse completamente por los errores o desaciertos que comete. No soporta fallar, no tolera que algo no salga como lo había pensado y cuando ello sucede critica a todo su ser. No puede criticar solamente a las acciones como buenas o malar, sino que ve a todo su ser como bueno o malo, exitoso o fracasado, inteligente o estúpido, etc. No logra juzgar los comportamientos separando su ser personal. De la misma manera se comporta con otros cuando realizan alguna acción o comportamiento no deseado. Tienden a juzgar al otro etiquetándolo como alguien malo, egoísta, etc. La creencia de que las cosas tienen que ser como lo desean hace que no puedan ver que de la vida simplemente puede esperarse una preferencia. Nadie se comporta tal como nosotros lo esperamos o como quisiéramos y eso no nos da derecho en verdad a juzgar al otro como malas personas. Las frases o pensamientos irracionales típicos que hemos encontrado en algunos pacientes que consultan con Maldita Ansiedad son: “Debería hacer todo bien, no puedo fallar, si me equivoco con algo soy malo, no sirvo para nada, soy estúpido, etc.” “No es justo que no me salgan las cosas como yo quiero. La vida debería ser justa” “No puede ser que me pase esto, tengo la culpa de todo, soy de lo peor, ¿cómo voy a equivocarme?, yo no debería fallar a esta altura”.


El Disgusto y la Ira:


Las personas suelen sentir disgusto cuando se sienten decepcionados por las actitudes de los otros, cuando han esperado del otro una respuesta que nunca llegó. Estos sujetos pueden sentirse molestos, pueden sentir dolor y hasta tristeza, estas son emociones normales. Al mismo tiempo que tienen estos sentimientos también son capaces de comprender que la gente no siempre se comporta como ellos lo desean y pueden aceptar las diferencias. Por lo general son personas que buscan estrategias alternativas que les permita no depender de los otros. Esperan ciertas actitudes de otros pero no lo exigen, pueden pedir sin creer que por ello el otro debe darles lo que ellos quieren. Básicamente pueden tolerar la diferencia y respetarla aun sin estar desacuerdo con ello. Las personas que sienten disgusto expresan sus ideas y sus pensamientos, pero también están abiertas a comprender lo que el otro tiene para decir. Pueden continuar una relación a pesar de los desacuerdos y no juzgan al otro en su completud porque algo no les haya caído bien. No se dejan afectar tan profundamente por estas cuestiones y pueden continuar con su vida sin obsesionarse con ello. Pueden entender que la gente puede no brindarles lo que ellos realmente quieren. Maldita Ansiedad encuentra que las creencias frecuentes en este estilo de personalidad son: “No me gusta cuando alguien hace algo que creo que está mal, me siento triste cuando alguien no actúa como yo hubiera pretendido y de hecho me gustaría que no ocurriera, sin embargo se que otros pueden romper mis normas y no son malos por ello, no son egoístas, estúpidos, ni inútiles si no me dan lo que yo esperaba”. “Puedo tolerar y respetar el desacuerdo, puedo conversar con el otro y mostrarle las diferencias y sé que el otro puede no estar de acuerdo conmigo”. “La próxima en todo caso veré que estrategia puedo utilizar para intentar que no me afecte tanto, pero el otro no debería cambiar sencillamente porque a mí me parece, aunque en verdad sí me gustaría que cambiara”. “Que yo quiera que la gente se comporte diferente, no particularmente hará que así lo sea”. “No necesito del otro, simplemente lo prefiero”. “Puedo distinguir entre me gustaría y debería, ya que entiendo que mis reglas son mías y no puedo imponérselas al resto"La ira en cambio es una emoción negativa, desbordante, inapropiada, disfuncional, nociva  y deriva de ciertas creencias irracionales.


La persona con ira por lo general no puede soportar algunos comportamientos de los demás, lucha con ello, intenta imponerse al otro a costa de cualquier precio. El enojo a veces es tan grande que termina juzgando a la persona como mala en vez de criticar simplemente su actitud o comportamiento. Son personas que le exigen al otro un cambio, que justifican sus reacciones agresivas y hostiles debido a que creen que son los otros los que generan enojos en ellos por tener comportamientos no deseables. Siempre creen que son los demás quienes lo hacen enojar y no consideran que sean en verdad ellos los únicos responsables de su enojo o ira, que son ellos los que aceptan o no tal invitación. Los pensamientos de base en estas características de personalidad que hemos encontrado en los pacientes que consultan con Maldita Ansiedad son: "Los demás deberían hacer lo que yo quiero y pretendo. No debería hacer esto o aquello. Deberían cumplir mis normas, ya que me parecen lógicos mis planteos. Por ello deberían respetarlo y cambiar sus actitudes”. “No soporto cuando alguien hace algo que considero que está mal, no lo tolero, es terrible para mí”. “El otro es una mala persona por ello. Tiene que entender lo que le explico, debe darse cuenta de que lo que yo le digo es lo correcto, tiene que cambiar".



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🎯 Jacqueline Lapidus/ Life Coach-

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👉 Psicóloga. AR.

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👉 Especialista en Ansiedad

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👉 Master in Mental Health Counseling (Palo Alto University)

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👉 Certificada por el Albert Ellis Institute (New York)

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👉 Entrenada por el Beck Institute (USA)



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