Los pensamientos catastróficos y dramatizados son los grandes responsables de la ansiedad.
El pensamiento catastrófico consiste en pensar que siempre nos sucederá lo peor. De múltiples alternativas, las personas que sufren de ansiedad, tienen el hábito de creer que el peor escenario sucederá aun sin evidencias concretas o inclusive aunque la realidad indique todo lo contrario.
Si sucede algo bueno muchas veces piensan: "ahora todo esta calmo porque seguramente se venga la tormenta, debo estar alerta y no bajar la guardia" "Si me relajo algo grave pasará"
Si sucede un evento neutro piensan: "Es obvio que la mala suerte está conmigo y no saldré bien de esta situación"
Si sucede algún evento negativo tienen la idea; "Esto no quedará aquí, seguro que ahora pasa algo más terrible"
La ansiedad no sólo refuerza los pensamientos catastróficos sino que ademas estimula los pensamientos dramatizados.
Los pensamientos dramatizados están vinculados con la creenca erronea e irracional de que cualquier evento que nos da temor sería lo peor que podría ocurrirle a un ser humano e inclusive sería imposible de afrontar o superar. Este tipo de ideas nos dejan paralizados, estancados y aterrados porque no sólo pensamos que nos sucederá seguramente lo peor sino que ademas eso sería imposible de gestionar.
Sin embargo la mayoría de nuestros temores, cuando los analizamos en profundidad resultan ser superficiales y relativamente irrelevantes en comparación a las situaciones de gravedad que observamos cotidianamente en las noticias a nivel mundial.
Ser conscientes de nuestras distorsiones en el pensamiento nos puede ayudar a discutirlos y dejar de creerles.
¿Cuán probable es que me suceda aquello que temo?
¿Cuál es la probabilidad de que me suceda en este momento?
¿Existe alguna evidencia que contradiga dicha creencia?
¿Qué sucedió en el pasado cuando creí que lo peor iba a suceder y que no iba a poder tolerarlo?
¿Es realmente lo peor que podría sucederle a un ser humano o existen situaciones aun peores?
Estas preguntas nos ayudarán a reducir la credibilidad sobre dichas ideas y podremos abrir una puerta para distinguir entre los pensamientos intrusivos irracionales y los pensamientos basados en la reflexión.
Es hora de discutir con nuestros pensamientos catastróficos y dramatizados. Tratar de establecer pensamientos más realistas, racionales, lógicos, funcionales y por sobre todo más saludables.
...Y si bien no podemos controlar todo el tiempo que pensamientos aparecerán en nuestra mente, siempre tenemos la oportunidad de decidir qué queremos hacer con ellos y cuánta credibilidad le daremos.
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Con mucho ❤️
Jacqueline Lapidus
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