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Foto del escritorJacqueline Lapidus

¿Por qué me importa tanto la opinión de los demás?

¿Cómo le caeré a los demás? ¿Qué pensarán de mí? ¿Cómo quedaré con los otros si digo esto o aquello? Estas son preguntas frecuentes cuando se sufre de ansiedad social. El miedo al ridículo, el temor a la opinión negativa de los otros y al que dirán es una epidemia entre los más inseguros y temerosos, entre los más autocríticos y perfeccionista.

El problema no es la opinión de los otros, el problema en verdad es nuestra opinión acerca de nosotros mimos, el problema son nuestros pensamiento auto destructivo y las criticas desmesuradas frente a nuestras debilidades, defectos, errores y limitaciones. Nadie tiene el poder de hundirnos más que nuestro propio juez interno.

¿Cómo hemos construimos nuestra propia autoestima? ¿En base a qué creencias hemos crecido? ¿Qué pensamientos hemos aprendido y desarrollado a lo largo de nuestras vidas?

Detrás de una baja autoestima se encuentra un perfeccionismo sin escrúpulos. Cuanto más exigentes nos volvemos, cuanto más necesitamos del logro para querernos a nosotros mimos o respetarnos más se desmoronan nuestras almas.

Es saludable tener el deseo de desarrollarse, mejorar y dar lo mejor para crecer, sin embargo el perfeccionismo siempre trae consecuencias negativas. El perfeccionismo es rígido, idealista, no acepta alternativas, no tolera las frustraciones y no tiene grises, sólo tiene blancos o negros. El perfeccionismo se enoja cuando no alcanza sus objetivos y te las hace pagar a ti cuando no cumples con sus expectativas. El perfeccionismo te ama cuando puede aplaudirte y te odia cuando te equivocas.

La baja tolerancia a la frustración es un factor clave para el desarrollo saludable del autoestima. No hay enemigo más hostil que la intolerancia. Necesitamos ser más respetuosos con los procesos deaprendizaje y con nuestros tiempos.

Una baja autoestima también se sostiene por medio de creencias extremas como las de: “Todo o Nada” “blanco o negro”“siempre o nunca”. Esos pensamientos llevan a la “Catastrofización” de nuestras vivencias negativas. Nuestra autoestima agoniza cada vez que pensamos: “que desastre lo que hice o dije”, “no puede ser que tenga estas dificultades”, “nadie me va a querer”, “las equivocaciones son muestra de mi incapacidad”, “debería actuar siempre de forma correcta”, “debería caerle bien a la gente”, etc.

Ahora bien… ¿puedes ver por qué lo más importante no es lo que piensen los demás de ti? A simple vista parecería ser que sufres exclusivamente por el miedo a ser juzgado por otros, sin embargo allí ocultas están tus propias creencias y críticas extremistas; tu propio juez interno irracional eliminado los grises del camino y condenándote cada vez que no cumples con tus ideales.

Nadie te hará sufrir si tu mismo decides no lastimarte. Pero si te hieres con tus creencias negativas, con tu perfeccionismo rígido y absolutista, con tu intolerancia a la frustración será muy fácil que cualquier estímulo negativo externo despierte al león en furia que llevas adentro.

No importa cuantos fracasos hayas tenido en tu vida eso no te hace un fracasado; No importa cuantas debilidades sientas que tienes eso no significa que seas un débil; No importa cuanto te cueste aprender eso no te convierte en incapaz; No importa lo que digan de ti si tienes claro lo quien eres, no importan las frustraciones y dificultades que tengas mientras puedas ámate, cuídate y respétate incondicionalmente.

Jacqueline Lapidus Life Coach Entrevista de Orientación vía Webcam. Psicóloga. Argentina.


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